Cada 9 de junio la Región de Murcia se viste de gala para celebrar su día.
Fue el 9 de junio de 1982 cuando las Cortes Generales aprobaron nuestro Estatuto de Autonomía. No obstante la celebración de aquel relevante acontecimiento con una ceremonia oficial tuvo lugar el 10 de julio siguiente en el murciano Palacio del Almudí, bello edificio renacentista que actualmente alberga las dependencias del Archivo Municipal, así como una sala de exposiciones. A partir de entonces fue la fecha del 9 de junio la que se consolidó como referente en la expresión del sentir murciano, un día en el que se pone de manifiesto de manera especial la identidad de un pueblo arraigado a su tierra y que reconoce la entidad histórica de Murcia como un valor a incorporar en su devenir cotidiano.
En 1833, el que por entonces fuera Secretario de Estado de Fomento Javier de Burgos estableció una división en regiones y provincias (muy parecida a la anterior de 1922) que perduró durante casi un siglo y medio. Así, muchos de los que lean estas líneas recordarán cómo la región murciana estaba formada por dos provincias: Albacete y Murcia. Sin embargo, con el advenimiento de la democracia se produjo una revisión del esquema territorial y nuestros buenos vecinos del noroeste, mucho más identificados geográfica e históricamente con Castilla-La Mancha, se segregaron de Murcia para pasar a formar parte de la comunidad vecina. Ello marca el inicio de una andadura en solitario que otorga a la provincia de Murcia la categoría de región. Se suceden a partir de entonces una serie de pasos que, desde la adquisición del régimen preautonómico hasta la aprobación del Estatuto de Autonomía, fueron consolidando esas señas de identidad que siempre habían caracterizado al pueblo murciano, pero que ahora se integraban en un concepto amplio y diverso, el de una España moderna y democrática. Concepto que tomó cuerpo en forma de documentos escritos, pero sobre todo, en el ánimo de los ciudadanos.
Como símbolos representativos fueron elegidos colores y objetos que de alguna manera siempre habían formado parte de la tradición histórica de los murcianos. Así, por ejemplo, se decidió que el color de la bandera había de ser rojo carmesí, más concretamente rojo cartagena. En el ángulo superior izquierdo de dicha bandera aparecen cuatro castillos, como cuatro son los puntos fuertes (Cartagena, Monteagudo, Caravaca y Lorca) que, protegidos por castillos definen el espacio murciano. O como cuatro son los puntos cardinales que señalan esas fronteras permeables que hicieron de Murcia un crisol de gentes y culturas, un cruce de caminos de lo levantino, lo castellano, lo andalusí y siempre abierto al Mediterráneo. Cabe asimismo destacar la presencia en la bandera regional de las famosas siete coronas, como símbolo de lealtad del que fuera Reino de Murcia a la monarquía castellana.
En la actualidad la región de Murcia cuenta aproximadamente con un millón y medio de habitantes, de los cuales alrededor de 500.000 se concentran en el municipio de Murcia (capital y pedanías). Le siguen Cartagena y Lorca en cuanto a número de habitantes y relevancia administrativa. Y es en este punto donde no podemos dejar de mencionar alguna de las particularidades que nos caracterizan. Curiosamente, la región de Murcia es uno de los pocos casos que se dan en España (de entre las provincias costeras), en los que la capital provincial no se encuentra directamente hacia el mar (otro ejemplo es Asturias, cuya capital Oviedo está hacia el interior). Si pensamos en capitales como Almería, Alicante o Barcelona, todas ellas son ciudades portuarias. Sin embargo, en el caso de Murcia, la capital es una ciudad que se emplaza en un valle interior cuya distancia a la costa es de unos 50 kilómetros. Es aquí donde Cartagena adquiere una especial relevancia en el conjunto de la Región. Se trata de una fundación muy anterior a la de la capital y poseedora de un puerto natural que la ha hecho acreedora de una cierta fama y renombre. Así pues no es de extrañar que ambas, la bella capital, huertana y a la vez cosmopolita, y la elegante Cartagena, antigua y costera, hayan mantenido tradicionalmente una cierta rivalidad que ha contribuido a que ambas sean hoy dos integrantes indispensables de esta Comunidad. Prueba de esta complementariedad constructiva posiblemente sea el hecho de que los órganos de gobierno que integran el aparato político-administrativo se reparten entre las dos ciudades. La Presidencia de la Comunidad Autónoma de la Región se encuentra en Murcia, siendo el Palacio de San Esteban el edificio que acoge sus dependencias, ubicándose las diferentes consejerías en otros edificios de la ciudad. Pero es en Cartagena donde se sitúa la cámara legislativa, la Asamblea Regional, cuya sede se encuentra en un llamativo edificio construido en 1987 específicamente para esta función. Un paseo panorámico por la ciudad de Cartagena debería incluir sin duda el paso por delante de su fachada, recubierta de trencadís, en clara rememoración al historicismo modernista de la ciudad portuaria.
Pero la Región de Murcia, más allá del inmenso atractivo que ofrecen sus grandes áreas urbanas, ofrece una amplia variedad de paisajes, valores naturales y elementos patrimoniales, incluso teniendo en cuenta lo relativamente reducido de su extensión territorial (algo más de 11.000 kilómetros cuadrados). Murcia es tierra de contrastes y quienes la visitan y viajan por ella pueden deleitarse en la contemplación de conjuntos monumentales como los que ofrece Lorca, la aridez e inmensidad de sus tierras altas o el apacible discurrir a lo largo del valle del Guadalentín en cuya cabecera se asienta esta ciudad.
Desde sus límites con Almería hasta Cabo de Palos la región se asoma al Mediterráneo a través de una franja costera en la que áreas más o menos urbanizadas, playas, calas y parajes de gran riqueza visual se van sucediendo para acabar en el Mar Menor, verdadera peculiaridad natural limitada y separada del Mar Mediterráneo por la conocida Manga del Mar Menor. Quienes se desplazan siguiendo el cauce del río Segura aguas arriba descubren a lo largo del Valle de Ricote un paisaje inesperado cuyos elementos naturales atrajeron a numerosos grupos humanos que supieron aprovechar sus recursos de una manera inteligente, alcanzándose hacia zonas más próximas a la cabecera del río núcleos urbanos como Cieza, rodeada de inmensas plantaciones de frutales de hueso y Calasparra, conocida por sus cultivos tradicionales de arroz con denominación de origen. También tienen denominación de origen los vinos que se producen en la zona del Altiplano, que comprende los municipios de Yecla y Jumilla. La comarca del Noroeste nos ofrece espacios naturales por explorar, tierras de viñedos y núcleos de población cargados de historia en cada uno de sus pintorescos rincones. Las calles y los monumentos de Caravaca de la Cruz nos transportan a un pasado en el que historia y leyenda van de la mano. Y cuando visitamos el área minera de La Unión, resulta imposible permanecer indiferente ante la contemplación de un paisaje profundamente alterado, cuyas cicatrices no son sino el resultado de la acción humana.
En definitiva, un conjunto de 45 municipios que se distribuyen en varias comarcas con características naturales comunes y una cierta entidad administrativa propia. Y como no, una variedad gastronómica que comprende desde sencillas recetas basadas en los productos del campo, la huerta, la granja y el mar, hasta especialidades más elaboradas que igualmente utilizan ingredientes básicos combinados y cocinados a la manera que tradicionalmente lo hacían nuestros antepasados, incluyendo, por supuesto, una larga lista de dulces y postres.
En esta edición de 2020, la celebración del día de la Región de Murcia será bien diferente por las razones que todos conocemos. Este 9 de junio, viendo como se nos escapa la primavera para dar paso a un verano cálido y tal vez más animado, los murcianos celebraremos nuestro día con menos ceremonias y eventos que de costumbre, pero ciertamente con una mirada más introspectiva y una expresión más íntima de nuestro sentimiento de pertenencia a este pedacito de tierra en el que tenemos la suerte de vivir, y en el que nos encanta recibir a todos aquellos que quieren venir a conocernos.
La ruta de hoy nos la ofrece nuestra guía: Amparo Llorca. Guía Oficial de Turismo de la Región de Murcia, con la habilitación número 181.