El este de la Región de Murcia es uno de los más desconocidos rincones de nuestra geografía regional. Es por eso que hoy os lo servimos en bandeja para que conozcáis un poquito más de la llamada “Palestina Murciana”, o lo que es lo mismo, el municipio de Abanilla.
Abanilla cuenta con poco más de 6000 habitantes, pero atesora una historia fascinante al haber sido tierra de frontera entre los reinos de Murcia y Valencia a lo largo de la Edad Media, perteneciendo en algunas épocas a uno u otro reino en función de quién poseyera la Villa o lo que se decidiera en la Corte.
Un Río con Alma
En las proximidades de la pedanía de Macisvenda nace el río Chícamo, afluente del río Segura, donde la aridez y el vergel que forma a su paso por esta tierra recuerda al que lo visita a los paisajes que podemos encontrar en Oriente Medio o el norte de África.
Es por eso que en esta zona semidesértica (también podemos incluir algunas tierras de Fortuna) encontramos una de las grandes rutas de senderismo de la Región de Murcia,lasenda natural que une Mahoya con El Cager, donde pequeños oasis de palmeras se entremezclan con olmos, tomillos, tarays, juncos y baladres (adelfas). Además, es uno de los territorios donde tenemos los paisajes áridos de cárcavas conocidos como Badlands, lo que hace que sea una ruta única en un paisaje totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. El pasado 11 de junio, el paraje de Los Barrancos de Abanilla sirvió de escenario para la grabación de una spot promocional de la Secretaría de Estado de Turismo del Gobierno de España para incentivar el turismo nacional en 2020, con el lema #DescubreLoIncreible.
La Villa
Originariamente llamada Al-Bayada ( Ciudad blanca, del árabe), va a ser llamada en la Edad Media “Havanilla” por los castellanos o “Favanella” por los vecinos de la cercana área el Carche y la vecina Comunidad Valenciana.
En la localidad destaca la Casa Consistorial, realizada bajo el reinado de Fernando VI en torno a 1751, la Casa Cabrera y el antiguo pósito de grano de la Casa de la Encomienda. Este último edificio nos habla de la Orden de Calatrava, poseedores de la Villa durante siglos hasta el siglo XIX.
Pero sin lugar a dudas el edificio principal será la Iglesia de San José, realizada en el siglo XVIII en el estilo imperante, el barroco murciano. Fue consagrada al culto en 1712 por uno de los grandes personajes de su época, el Cardenal Belluga. En su interior se guarda la reliquia más importante del municipio: La Santa y Vera Cruz de Abanilla. Esta reliquia, que contiene dos trocitos de la astilla donde Jesucristo fue crucificado, fue dejada en su huida por las tropas aragonesas después de una lucha entre estos y las tropas castellanas en el siglo XV.
Al parecer el relicario era del Arzobispo de Zaragoza, que acompañaba al Rey de Aragón Pedro “El Ceremonioso” en sus batallas. Sea como fuere, desde ese momento se construye una pequeña ermita en Mahoya, lugar donde apareció la Cruz, y cada 3 de Mayo se hace una romería en reconocimiento de este hecho, teniendo especial interés los Pajes y Capitanes que acompañan a la Cruz durante todo el trayecto.
También desde el siglo XVI se vienen reproduciendo las batallas que los Moros y Cristianos tuvieron durante la Edad Media, incorporándose a las fiestas de mayo y ocupando un lugar destacado en las fiestas de Abanilla, celebrándose su desfile el 1 de mayo.
Por si aún os faltaran motivos para visitar este maravilloso pueblo, dando un paseo por sus calles descubriréis fuentes de azulejos que os hablan de ese pasado y sus tradiciones, al igual que su antiquísimo lavadero, reformado y aún en uso donde nos trasportaremos a otra época. Por eso, si quieres conocer la Palestina Murciana, nadie mejor que nosotros para enseñártela, para que vibres con sus historias, patrimonio, arte y naturaleza.
La ruta de hoy nos la ofrece nuestro guía: Pedro David Quiñonero. Es Guía Oficial de Turismo de la Región de Murcia, así como de Andalucía y Comunidad Valenciana.